Podemos empezar esta nota diciendo que ahí donde hay
personas palpitan los problemas. La escuela además de ser audiencia donde
algunos encuentran su expresión, es resonancia de los múltiples que tienen su
origen en la familia, el barrio, entre amigos, y los que se contribuyen a
generar por estar todos expuestos diariamente a los medios masivos de
información y su avalancha de banalidades.
La escuela a través de sus docentes, no únicamente,
debiera estar atenta a ese universo, ya no centrado en el solo aprendizaje. Y
con respecto a él, armarse de unas consideraciones, unas aproximaciones siempre
en proceso de actualización y, de unas estrategias (renovable) para
identificar los tales problemas y conflictos como para encararlos, dándole
cauce institucional; Se impone igualmente por parte de la institución
salvaguardar en todo momento y circunstancia, los derechos
y dignidad de los chicos, sean cuales fueren los problemas existentes.
Dicho de otro modo, la escuela, sus instancias de
dirección y los sujetos del proceso educacional, los docentes, no por lo noble
de la labor, no por las simples buenas intenciones, menos por prejuicios
moralistas, pueden estar justificando procedimientos y relaciones autoritarias,
tiránicas, vejámenes y el escarnio público a través de
ridiculizaciones, por ejemplo.
En este crucial punto, se requiere renovar el
pensamiento de todos y cada uno de los sujetos comprometidos en estos
ineludibles eventos. Se trata, si se quiere, de sustituir unas
coordenadas anacrónicas por unos referentes nuevos, frescos, contemporáneos. Si
esto no opera, la institución educativa se torna cascarón mustio
rebasado por el tiempo y los nuevos contextos. Y en tales circunstancias, de
cuál educación estaríamos hablando…, cuáles valores estaremos promocionando y,
cuáles hipotéticos sujetos estaremos contribuyendo a forjar…
Lo que prioritariamente se está demandando es que la
agenda pública institucional contemple los necesarios acontecimientos de saber
y de experiencias ricas en interacciones entre el docentado y otros actores
para entrar en una nueva onda, queriendo auto-gestionar (subjetivamente)
semejante tránsito. Con lo ganado, y las nuevas fuentes bibliográficas
acompañando tal transformación, encarar, poner a prueba nuestra vigencia.
Atrevernos a vernos y actuar competentemente, de modo pertinente. No hay tiempo
que perder en esta empresa social renovadora: En el LUPARO, cuándo y cuales
eventos a vivir para inaugurar este proceso…?
Esto es tanto más urgente cuanto inusitadamente
importante se evidencia. Pero además otros factores asociados lo validan: A la
escuela llegan discursos o restos de discursos que en otros ordenes han logrado
posicionarse y dar curso a otras relaciones más humanas: de respeto por ejemplo
a las minorías por muy minorías que sean, tolerancia, de asunción y
reconocimiento legítimo del disenso. Bueno y junto a esto, se deja escuchar en
la cotidianidad escolar las nociones de autonomía, independencia crítica en
relaciones de interdependencia entre los humanos. Y otras.
Mas, si emergemos de esa mecánica cotidiana, y tomamos
esos temas para confrontarlos, pensándolos de modo radical, consecuente, nada
raro tiene el establecer que, en el universo escolar ocurre una
superposición de realidades: Las que flotan plegadas a nociones de cierta
racionalidad y se dan por aceptadas y acatadas, y las de una órbita menos
evidente que, incluso se tiende a ocultar. En esta última capa de realidad o
sub-realidad, los sujetos de la educación en la escuela, dejan expresar su
currículo oculto: autoritarismo en camufle. Cero alteridad, preeminencia del yo
excluyente por parte del “profe” al que ha de someterse el chico, el joven. En
este nivel, se censura la llamada independencia crítica que lleva consigo
cierto grado de desobediencia y rebeldía. No sin algún asomo de regodeo se
“vence” al otro, al educando, desconociéndole lo que pueda tener de razón
y razonable…, porque observó algún equívoco, pecó de informalidad,
de insolencia. No falta el que se desconozca una observación crítica del
estudiante porque el docente infiere que su punto de vista está asociado a una
“mala intención” porque se hace derivar directamente del hecho de haberles ido
mal con los logros académicos del periodo. La asertividad en
los educandos no es bien vista por algunos “profes”.
Sin lugar a dudas, el peso del pasado en la formación
de nuestra conciencia, las poquísimas experiencias colectivas en el abordaje de
dilemas morales y varios, la ausencia de eventos de saber entre el docentado
para compartir los mundos de ficción en los que se proyectan actos de
convivencia que pueden ilustrar la vida en sociedad, el poco buen cine que se
alcanza ver, y un excétera no tan extenso, pueden contribuir a explicar lo que
está sucediendo en este orden.
Hacer entrar en comunicación lo
que se piensa y ciertos conceptos y principios de última generación en materia
de HUMANIDAD, de DERECHOS HUMANOS, de EDUCACIÓN, bebiendo en excelentes
abrevaderos, y teniendo la escuela como laboratorio a nuestro alcance, nos abre
el horizonte a una educación diferente, posible. En el que los sujetos de ésta, nos
transformemos…
Ramiro del Cristo Medina Pérez
Santiago de Tolú, mayo 19 - 2013